Jesús sana a un leproso 8
a – Mr 1:40-44; Lc 5:12-141Cuando Jesús bajó de la ladera de la montaña, lo siguieron grandes multitudes. 2Un hombre que tenía *lepra se le acercó y se arrodilló delante de él.
—Señor, si quieres, puedes *limpiarme —le dijo.
3Jesús extendió la mano y tocó al hombre.
—Sí quiero —le dijo—. ¡Queda limpio!
Y al instante quedó sano[H] de la lepra.
4—Mira, no se lo digas a nadie —le dijo Jesús—; sólo ve, preséntate al sacerdote, y lleva la ofrenda que ordenó Moisés, para que sirva de testimonio.
La fe del centurión
a – Lc 7:1-105Al entrar Jesús en Capernaúm, se le acercó un centurión pidiendo ayuda.
6—Señor, mi siervo está postrado en casa con parálisis, y sufre terriblemente.
7—Iré a sanarlo —respondió Jesús.
8—Señor, no merezco que entres bajo mi techo. Pero basta con que digas una sola palabra, y mi siervo quedará sano. 9Porque yo mismo soy un hombre sujeto a órdenes superiores, y además tengo soldados bajo mi autoridad. Le digo a uno: “Ve”, y va, y al otro: “Ven”, y viene. Le digo a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace.
10Al oír esto, Jesús se asombró y dijo a quienes lo seguían:
—Les aseguro que no he encontrado en Israel a nadie que tenga tanta fe. 11Les digo que muchos vendrán del oriente y del occidente, y participarán en el banquete con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos. 12Pero a los súbditos del reino se les echará afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y rechinar de dientes.
13Luego Jesús le dijo al centurión:
—¡Ve! Todo se hará tal como creíste.
Y en esa misma hora aquel siervo quedó sanó.
Jesús sana a muchos enfermos
a – Mr 1:29-34; Lc 4:38-4114Cuando Jesús entró en casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama, con fiebre. 15Le tocó la mano y la fiebre se le quitó; luego ella se levantó y comenzó a servirle.
16Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y con una sola palabra expulsó a los espíritus, y sanó a todos los enfermos. 17Esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías:
«Él cargó con nuestras enfermedades
y soportó nuestros dolores.»[I]
Lo que cuesta seguir a Jesús
a – Lc 9:57-6018Cuando Jesús vio a la multitud que lo rodeaba, dio orden de pasar al otro lado del lago. 19Se le acercó un *maestro de la ley y le dijo:
—Maestro, te seguiré a dondequiera que vayas.
20—Las zorras tienen madrigueras y las aves tienen nidos —le respondió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza.
21Otro discípulo le pidió:
—Señor, primero déjame ir a enterrar a mi padre.
22—Sígueme —le replicó Jesús—, y deja que los muertos entierren a sus muertos.
Jesús calma la tormenta
a – Mr 4:36-41; Lc 8:22-2523Luego subió a la barca y sus discípulos lo siguieron. 24De repente, se levantó en el lago una tormenta tan fuerte que las olas inundaban la barca. Pero Jesús estaba dormido. 25Los discípulos fueron a despertarlo.
—¡Señor —gritaron—, sálvanos, que nos vamos a ahogar!
26—Hombres de poca fe —les contestó—, ¿por qué tienen tanto miedo?
Entonces se levantó y reprendió a los vientos y a las olas, y todo quedó completamente tranquilo.
27Los discípulos no salían de su asombro, y decían: «¿Qué clase de hombre es éste, que hasta los vientos y las olas le obedecen?»
Liberación de dos endemoniados
a – Mr 5:1-17; Lc 8:26-3728Cuando Jesús llegó al otro lado, a la región de los gadarenos,[J] dos endemoniados le salieron al encuentro de entre los sepulcros. Eran tan violentos que nadie se atrevía a pasar por aquel camino. 29De pronto le gritaron:
—¿Por qué te entrometes, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes del tiempo señalado?
30A cierta distancia de ellos estaba paciendo una gran manada de cerdos. 31Los demonios le rogaron a Jesús:
—Si nos expulsas, mándanos a la manada de cerdos.
32—Vayan —les dijo.
Así que salieron de los hombres y entraron en los cerdos, y toda la manada se precipitó al lago por el despeñadero y murió en el agua. 33Los que cuidaban los cerdos salieron corriendo al pueblo y dieron aviso de todo, incluso de lo que les había sucedido a los endemoniados. 34Entonces todos los del pueblo fueron al encuentro de Jesús. Y cuando lo vieron, le suplicaron que se alejara de esa región.
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